O Carballiño es la entidad de población más reciente de la comarca. Se gestó en torno a la feria creada por los frailes de Oseira en el primer tercio del siglo XVII. Su condición de encrucijada, lugar de paso natural entre las Rías Baixas y el interior meridional de Galicia, y entre O Ribeiro y el norte de Portugal con Compostela, marcó tanto el origen de la feria como su consolidación y pujanza posteriores.

Nació O Carballiño al pie del camino (s. XVII) en las tierras del monasterio de Oseira (s. XII), una de las abadías más poderosas de la Baja Edad Media; se convirtió en el eje de la arrieiría tras popularizarse su feria (s. XVIII); acrecentó el interés general con la difusión de los poderes curativos de sus aguas termales (s. XIX); emprendió iniciativas industriales y comerciales, creando fábricas del papel, madera, jabón y curtidos (s. XIX), y buscó nuevos horizontes, primero, allende las aguas atlánticas (ss. XIX y XX) y, más tarde, en Europa Central (s. XX), como si la condición de emigrado le viniese impuesta con su nacimiento.

Su nombre lo heredó del lugar, como sucede con tantos pueblos. Los investigadores que se han ocupado de conocer la génesis del topónimo coinciden en esto, aunque discrepan en su origen. Parece prevalecer, sin embargo, la teoría del apelativo cariñoso, que en Galicia suele ser un diminutivo, como referente último. Según esto, O Carballiño, indicaría afecto hacia ese lugar poblado de carballos o tal vez en el que alguno de ellos sobresaliese. En diversos períodos históricos el nombre fue castellanizado erróneamente, siendo sustituido por Carballino, palabra carente de significado alguno, ya que el diminutivo castellano sería en todo caso roblecito.